EFÍMERA COMPAÑÍA
Sentada en tu espacio favorito,
con tus hermosos ojos verdes,
me miras fijamente.
Me haces recordar aquel feliz día,
el primero de tantos que más tarde llegarían.
Resultó ser, especial, recordable, definitivo.
Por fin te me mostraste y te conocí:
te reconocí.
Para entonces, llevabas
tiempo
enviándome señales de
tu existencia:
tus ojos, huyendo por
la primera esquina,
algún gemido en el
ruido urbano…
Anduve inquieto hasta
que, al fin,
aceptaste compartir
la vida conmigo.
No me hago ilusiones,
sé de tu interesada
fidelidad,
y no ignoro, sabiendo
como sé
que el amor y el
dolor viajan juntos,
que más tarde que
temprano
saldrás en busca de calor
ajeno…
Cuando te canses de
mí, te irás.
Pero hasta entonces,
procuraré atesorar
recuerdos
para el frio invierno
que,
sin el calor de tu
sedoso pelo de angora
que hoy calienta mis
rodillas,
me aguardará cuando
te vayas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario