¡CON ELLA QUE NO CUENTEN!
Al calor de lo conocido,
en su territorio,
se encuentra, por fin, bien.
Mientras tanto,
desde el otro lado de la ventana,
le llega el murmullo
de las hambrientas fieras urbanas que,
en constante búsqueda de víctimas,
tratan de calmar sus fracasadas
vidas.
No será ella quien las alimente.
Trabajo le costó hallar el
equilibrio,
para que cualquier alimaña
le hinque el diente…
¡Con ella que no cuenten!
No hay comentarios:
Publicar un comentario