ESCRÍBEME UN POEMA
Cada vez que le dice:
¡Escríbeme
un poema!,
le entran ganas de estrangular
a quién le informó de su flaqueza.
Pero cuando la mira,
con ese mohín que tanto le estremece,
y añade :
¡Aunque sea uno pequeño!,
él, que no sabe decir que no
a unos ojos como los suyos,
comienza a barajar
temas,
argumentos,
situaciones;
como por ejemplo, el mar, el cielo,
el amor,
quizás él y ella…
Y hace como que no se le ocurre nada,
simplemente para retenerla,
suplicándole un poema,
tan cerca,
casi rozándole,
como en este instante.
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