AL FIN SE LO PUDO DECIR
Necesitaba su presencia,
su mirada, su aliento,
para seguir con la vida.
Hubo caídas,
con heridas que tardaron en cicatrizar.
Más de un no
que debió ser un sí
de haber sido valiente.
Algún ¡no
importa!,
queriendo decir
¡me
muero por besarte!.
Largo, árido, pedregoso camino,
con mañanas ilusionantes
y noches de soledad.
Pero había llegado,
a ella,
a su
calor,
a
su lecho.
Y al fin pudo decirle:
-Necesito
tu presencia,
tu
mirada, tu aliento,
para
caminar por el tramo que reste,
que
espero sea-cuento contigo-,
interminable-
No hay comentarios:
Publicar un comentario