Y aquí estamos,
tú y yo,
exhaustos,
atragantados por el bocado que,
sin apenas esfuerzo,
pensábamos devorar.
Pero…
no pudo ser.
Resultó demasiado grande
para nuestro apetito.
Y me preguntas:
¿Y ahora qué,
qué más nos queda por hacer?
Y sólo se me ocurre
dejar que
el mundo se lo coman otros…
Y empezar de nuevo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario