martes, 14 de enero de 2014

LA VENTANA DEL 93


Desde la ventana de hoy,
recuerda con nostalgia aquella otra, 
por la que el desamor
se coló en su vida por primera vez,
la del 93.

El verano,
agitando recién estrenadas pasiones,
le convocaba diariamente para contemplarla.

Ella, ajena a su mirada y,
dispuesta a causar estragos en el bando opuesto,
pedaleaba rumbo a la playa.
A menudo, la brisa que trepaba desde el mar,
jugaba con su falda y,
aquel instante,
se convertiría en eterno en su memoria.
A punto de saltar y comerla a besos,
irrumpía, sin piedad
                   (como presagiando distracciones),
la voz de su madre,
-¿Cómo vas con los deberes?,
-Ya sabes que hasta que no los acabes no vas a la playa…
Y un día más, sabría también
que cuando colocara su toalla entre el grupo,
Ella,
tendría ya escogido su galán diario.

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