SOLEDAD
Ahora sé que tu nombre,
¡“Sole”!,
el que mientras nos amábamos,
te susurraba al oído,
no venía de la luz del sol
con la que iluminaste mi vida,
si no de Soledad…
La que me provocarías cuando
con sólo un ligero aroma a lilas
para recordarte,
te sumergiste
en el torbellino de la vida de otro…
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