AMOR ESQUIVO
Ya fuera alta, baja,
morena o rubia,
tenía la insana costumbre
de enamorarse de la mujer equivocada;
y…¡claro!, tras las miradas furtivas,
los guiños de rigor, y el convencional:
¿Te conozco?,
aparecían las copas, los amores
y los despertares en cama ajena…
Hasta que, invariablemente,
su última conquista,
tras la demanda de tarifa correspondiente,
rompía el hechizo y huía de su vida,
dejándole-una vez más-sólo…
buscando su amor esquivo.
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