NADA PODÍA SER YA CAMBIADO
Al fin llegó a la convicción,
profunda, meditada,
personalmente sufrida,
que ya nada podía ser
ni cambiado,
ni corregido
ni enmendado
con huecas palabras.
Si acaso,
camuflado,
disfrazado,
disimulado,.
de piel, de color, de apariencia.
Envoltorios en suma que,
de mil diferentes formas,
esconden el mismo sustancial.
Todos aquellos verbos,
que podían hacen
que las cosas mutasen,
habían sido ya,
(sin éxito)
pregonados.
Abortando el último intento
arrojó lejos,
pluma y papel,
quedando absorto
observando,
lo único que,
viejo y nuevo a la vez,
la tierra le ofrecía:
El resurgir de un nuevo día.
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