OCASO
Cuando el Sol comienza a morir
y menos tiempo de luz resta,
nuestro hombre, bajo el reloj se apresta,
al último tren ver partir.
Le rodea el miedo y se consulta;
¿esto es todo, para esto vine?,
¿es éste el viaje que previne,
que creí con belleza oculta?
Y, mirando atrás, por sus ojos pasan
las ilusiones que abandonó,
los saludos que negó, el daño que causó,
las risas y los amores que aún le faltan.
Preso de impotencia y abatimiento,
desde lo más profundo de su ser,
pide una y otra vez sin calma,
que alguien le conceda más tiempo.
Mas nadie escucha su llanto
y el reloj inexorable le hace saber,
con lento y monótono canto…
lo que no hiciste…
ya nunca lo podrás hacer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario