Tardó, mas al fin,
el futuro se le hizo presente,
llegó ojeroso, ajado,
lleno de llagas
(nada que ver con el soñado).
En su larga y tortuosa andadura
hasta alcanzar el Hoy,
fue, por lo visto, dejando jirones
de su inicial prestancia.
Tan diferente se le apareció que,
para cuando el reconocimiento
se llevó a cabo,
se había convertido en Pasado.
Entonces, gracias a su
terapéutica memoria,
volvió a recuperar
su antiguo esplendor…
Siguió soñando.
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