Luces y sombras,
jugaban al alimón,
en sus azarosos días,
y éste iba de luces…
¿Quién le mandaría,
precisamente hoy,
interrogarla sobre sus sentimientos?...
Royéndole la respuesta
sacó la tele del cuarto,
guardó su sonrisa
en la mesilla…
y
encargó pizza para uno.
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