Cuando a su alrededor,
el verano huyó despavorido de la ciudad,
y todo empuja al desaliento,
llueve.
El cielo engrisa la vida de los
supervivientes,
y nuestro hombre,
a riesgo de ser tildado,
de enemigo a batir,
deambula por las húmedas calles,
feliz,
sonriente.
Solo él
(y
por supuesto ella),
saben el por qué.
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