Regresan a casa
de sus diarias Justas,
pretendiendo complacerse
como antaño.
Mas…
tantas heridas portan,
y algún desagravio
mal gobernado que,
disfrazados de hogar y
frente a la falaz ventana,
sólo les quedan fuerzas para
mirar…
mirar
y rumiar.
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