ACTO III-LA NOCHE-EL TRAJE AZUL
Si me hubiera
visto mi madre,
hubiera
dicho, estoy seguro, aquello de:
-“¡Que bien
estáis los hombres con traje azul!”
La verdad es
que no sabía que lo tenía,
(el de la
boda, supongo)
Y sí, es
verdad, me sentaba bien.
Y qué mejor
ocasión, pensé, para lucirlo.
Vinieron
muchos de mis amigos, y otros que,
no me
acuerdo cuando, dejaron de serlo,
pero todos
con los estragos
de la vida en
sus caras.
Sin embargo,
que curioso,
para ellos, yo
estaba estupendo.
De pronto
alguien dijo:
-“Venga vamos,
que el coche ya está abajo”.
Oí un golpe,
se hizo de noche, sentí
un
traqueteo, un intenso calor,
y después…
ya no recuerdo nada.
Y aquí
estoy, los 21 gramos de mi nuevo yo,
desde la
repisa de la chimenea,
haciendo lo
que siempre me ha gustado,
contemplar
la vida.
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