ACTO III-LA NOCHE…Y SE REMOVÍAN LAS AGUAS
Y sí, es verdad, la vida
(hablando
en general),
le había dado más
de lo que se merecía…
una soportable infelicidad.
Sumergido en gris,
se dejaba llevar mansamente.
Aunque, a veces
(cuando a su alrededor
los ruidos se apagaban),
con esa media sonrisa
que tanto le enamoró en su día,
surgía ella como diciendo…
¿Para esto me dijiste que no?.
…Y se removían las aguas
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