Tal vez,
porque éramos tan jóvenes,
que la lluvia no nos mojaba,
ni el Sol nos quemaba.
O quizás,
porque fue la primera vez
que nos besamos
(luego vinieron más).
El caso es que,
debiste quedar
(cincelada)
para siempre en mis recuerdos.
Y hoy,
cuando mi memoria,
y mi paciencia
juegan al escondite…
has vuelto a aparecer,
y la turbación
(como
aquel día),
llegó contigo.
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